Mucho ha llovido desde los fracasos de las primeras gafas que se dieron
una considerable torta comercial. Pero el panorama ha cambiado desde
2013. Ese fue el año en que un proyecto de Kickstarter, Oculus Rift,
amasó una considerable cifra —algo menos de dos millones y medio de
dólares— y puso en el disparadero la tecnología.
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